capitulo 4, Encuentros

 Con el paso de los días, la intensidad del encuentro permanecía intactica, su mente se perturbaba por la posibilidad de volverse loca, hacía tiempo sentía esas sensaciones y los sueños se mesclaban con la realidad creando un laberinto de ideas confusas, intensas. 

Su trabajo como dominatriz crecía lentamente en capital, buscaba señales, talvez en la historia de su familia, o si pudiera saber más sobre el arquitecto. Esa tarde de martes se comunicó con él, no sabía bien que decirle, inevitablemente necesitaría tener una relación más cercana para saber sobre su familia, su historia. 

Hacía dos noches, una vez más había visto a el arquitecto en sus sueños, caminaba por un pasillo largo de una antigua casa, con ventalles altos abiertos y un parque inmenso y muy cuidado se veía atreves de los vidrios largos, al llegar al umbral el arquitecto abrió su puerta con un traje corte militar de tono azul marino y botones dorados, -adelante señora- 

Es un día muy bello para disfrutar el parque- dijo el con calma 

-camine conmigo, respondió Mistres  

-el arquitecto ascendió con la cabeza 

Dando unos pocos pasos por el parque, el sueño se desvaneció y ella volvió a despertar con sus recuerdos intactos, anoto en una libreta los detalles, buscando una pista, tenía tantas preguntas. 

Después de un rato, el arquitecto respondió su mensaje, fue una conversación corta y simple, ella no se animó a decirle la verdadera razón por la que le hablaba, en vez de eso confirmo una cita ya confirmada, el arquitecto no noto anomalías y reconfirmo la cita, pero internamente deseaba verla, invitarla a tomar un café, conversar fuera de la mazmorra. 

 La timidez siempre era un arma en su contra, usada por el mismo, reprimiendo sus deseos, dejándolo cobarde ante sus miedos, siempre había fantaseado con ser un hombre valiente, atrevido, fuerte y capaz de estar incluso en un combate. 

En cambio, en su vida diaria realizaba trabajos desde su estudio, diseñaba edificios ejecutivos para una empresa extranjera, lo cual sumado a su personalidad introvertida, lo alejaba de la vida social, era un joven brillante y bastante atractivo, y su verdadera pasión era la arquitectura antigua de estilo colonial, enamorado de capital y de sus estilos mutantes desde el neogótico, neoclásico, ecléctico hasta el art decó, una ciudad de contrastes. sus largas caminatas por las calles de capital eran un viaje por el tiempo, por la historia de la ciudad y de mismo, caminar durante dos horas le permitía aliviar su mente, bajar su stress, pensar, sobre todo pensar, últimamente mucho del tiempo de su pensamiento estaba inundado por Mistress , esa intrigante y bella mujer . 

Su condición de sumiso había sido descubierta hace unos años, en una relación con una joven de la universidad, una compañera muy hermosa y segura, inteligente y sagaz, Olivia,  

Una noche golpeo la puerta de su dto., al abrir y verla tan esplendida el joven arquitecto comenzó a balbucear, ella lo interrumpió y le dijo, - note que vivimos en el mismo edificio, si te parece miércoles y jueves que terminamos de cursar tarde podemos regresar juntos, también reunirnos a estudiar y preparar exámenes, ¿te parece bien? - 

, , sí, claro- tartamudeo mirando hacia los costados, - 

-ok, nos vemos mañana, - dijo Olivia y se alejó por el pasillo 

desde ese día venia dos o tres veces por semana a su dto., primero estudiaban durante horas y luego Olivia se relajaba en el sillón y le daba órdenes al joven corriendo su falda hasta las nalgas jugando con sus pies,  

-vamos sírveme algo de comer o me voy a mi dto. 

El, hacia lo que sea por retenerla, y así fue gradualmente, masajeaba sus pies le daba sexo oral, lavaba su ropa, hacia sus compras, terminaba sus trabajos, un día ella regreso algo tarde de la facultad, en la vio irse con un compañero a las oficinas vacías, al llegar se recostó en el sillón, nada de estudio, dijo, 

Vamos a relajarnos, - él estaba enfadado, - no quero, prefiero que te vayas- 

Ella se levantó y empezó a forcejearlo a empujones, defenderte, gritaba 

Rodeo su cuello con el brazo y comenzó a cortar su respiración, lo puso de rodillas, él estaba algo afilado, pero sobre todo excitado, muy excitado, 

-más fuerte - le dijo casi sin aire, - , eso -gritaba la chica excitada 

lo tiro a la cama y comenzó a montar su pelvis, agarrándolo fuertemente de las muñecas contra la cama, comenzó a besarlo con pasión, el joven no podía pensar más que en penetrarla, 

Me quieres coger- le dijo al odio 

-te lo suplico- respondió el- por favor déjame penetrarte- 

Ella corrió sus ropas y agarro su pene erecto, lo presiono mientras mordía sus labios inferiores, introdujo su pene en su vagina húmeda y comenzó a cabalgarlo mientras apretaba fuerte sus muñecas. 

nunca se había sentido así, la excitación de esa noche con Olivia había sido reveladora, única, suprema, desde ese momento no podría abandonar la búsqueda de ese éxtasis, las dominas eran su lugar en el mundo hacia 5 años, estar a sus pies era su liberación, era su fuerza, pero este último año, su domina había ganado más territorio, la pensaba y la deseaba cada día, solo pensaba en servirla y protegerla, no era coherente que un hombre se sienta así, se decía a el mismo, pero sus palabras no aliviaban sus deseo. 

 

Aquel atardecer de martes emprendió su caminata en dirección a recolecta, unas 30 cuadras después se encontrarían cerca del departamento de su Domina preguntándose si acaso lo había hecho de forma inconsciente, el aroma a café en las calles lo invito a detenerse en el café teatro de avenida córdoba, con su estilo clásico y acogedor, y sus paredes de espejos.  

Contra el lateral derecho-sentada frente al espejo con una taza de café en la mano y una libreta en la otra, Mistres había pasado a merendar antes de volver a su casa de la Mazmorra, al verla al arquitecto le temblaron las piernas y su estómago se estremeció, emocionado y algo tímido se acercó ella, que sin esperarlo lo pensaba, lo vio caminar hacia ella por el inmenso espejo frente suyo. 

-buenas tardes, dijo el 

-buenas tardes, que coincidencia.... 

-una alegre coincidencia, me permite acompañarla... 

-por supuesto, tome asiento, charlemos 

El arquitecto se sentó sonriendo, y pidió al mozo un café doble, Mistres lo inundaba con preguntas sobre el mismo, le emocionaba la idea de que ella este tan interesada en conocerlo, pero en realidad solo estaba intentando encontrar las piezas faltantes de sus acertijos. 

¿De qué procedencia era su apellido?, ¿Siempre vivo en buenos aires?, ¿Porque eligió estudiar arquitectura?, el joven le contaba sobre sus largos paseos por la ciudad y su pasión por la arquitectura histórica, la historia de sus ancestros y sus gustos para el café, atenta escuchaba y se guardaba detalles, registrando en su libreta mental toda información que él le daba. 

Discúlpeme Missres, solo he hablado de mi-, me gustaría saber de usted 

Mistress llamo el mozo con la ordenándole la cuenta, 

-en otra ocasión le contare más de , ahora debo retírame 

-si señora, por favor yo invito, saco su tarjeta y su documento para pagarle al mozo y dejo una propina sobre la mesa, no quería despedirse de ella, pero tampoco ser invasivo, se despidieron con gentilezas y se miraron unos instantes antes de separarse. 

ella camino rumbo a su casa, con más interrogantes que respuestas, con sensaciones que la invadían, la sonrisa del arquitecto tímida y traviesa, sus ojos mirándola con brillo y admiración, su perfume...quien era el' estaba segura de haberlo conocido, de que lo soñaba, que esos sueños parecían recuerdos. 

Se enardecía y sentía desesperadas ganas de castigarlo, de amarlo locamente, muchos de sus clientes la deseaban, pero con ninguno el deseo se había vuelto reciproco. 

Inevitablemente lo imaginaba bañándola, besándola, recorriendo sus piernas, sus pies con su lengua, lo imaginaba desnudo con su pene erecto, se estremecía, sonreía y negaba con la cabeza, sabía que esas sensaciones entre ellos harían todo más complicado. 

Por su parte el arquitecto ya no consideraba complicaciones, caminaba hacia su casa liviano como una pluma al viento, alegre y hundido en fantasías eróticas de como serviría a su Dom toda la noche, solo quería llegar a su casa a imaginarla en privacidad. 

Faltaban unos días para su encuentro, lo esperaba con ansias, la seguiría teniendo presente los días próximos en sus pensamientos y en sus sueños, en el reflejo de las fantasías más íntimas ocultas en su interior, sin saber que ella soñaba lo mismo, que sus sueños si eran recuerdos y que juntos descubrirían un universo de posibilidades de encontrarse y no solo esta vida como la conocemos

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