Orgasmos en el tiempo, capitulo 1, El rpofesor
Capítulo 1
El profesor
Octubre es un mes bello para viajar en argentina, para mudarse también, de algún pueblo costero a un hostal al centro de capital Mistres arribo, con unas pocas maletas. Delgada, bronceada por el solo costero con ojos verdes y pelo azabache, sus rasgos eran una cruza del oriente y Europa, sus ojos estaban ojerosos había llorado mucho los últimos años, pero aun así siempre fue una mujer bella, desde niña, había pasado una vida descubriéndose, se había encontrado como domina, un tiempo detrás y de nuevo hacia un año.
llena de intriga por los personajes con los que se encontraría en capital, dispuesta a entender más de ella, a descubrir el sentido de tantos lugares que había soñado, explorando no solo una nueva ciudad, también nuevas realidades, nuevos viajes, su camino la había traído hasta aquí, su búsqueda era su camino, desde hacía un tiempo algunos de estos personajes la esperaban, unos por conexión virtual, pero otros...por otro tipo de conexiones que ella no imaginaba.
Comenzaremos por el profesor, un abogado de ciudad, 45 años, casado con hijos con una imagen social de supuesto prestigio, la contrataba para lucha erótica, para que lo golpee, con el tiempo cada vez más fuerte, la sesión duraba lapsos cortos, aun así, la relación paso de lo virtual a lo presencial con pasión.
El profesor la veía con promesas de clases de artes marciales que no llegaban a suceder, pues cuando ella comenzaba a golpearlo él se arrodillaba y al tocarse eyaculaba sobre la alfombra de la habitación del elegante hotel al que iban a encontrarse.
Al finalizar el profesor salía de personaje y se apuraba para cambiarse, luego al vestirse volvía al personaje y asistía a su dom y le agradecía devotamente su paliza, al salir ambos volvían a sus roles diarios, aunque Mísster estaba ya para ese entonces en contacto con nuevos sumisos. Aun así, el profesor era crucial como persona de confianza, podía pedirle asistencia en varios temas siempre la instruía con agrado.
Aquel sábado de octubre, unos días después de arribar al hostal de capital cerca del obelisco, una pintoresca casona antigua con escaleras de mármol y puertas de roble, propiedad de una tucumana como herencia de sus abuelos, el profesor la llamo para conocerse, y así sucedería arribada las 19h.
El encuentro fue ameno, el profesor paseo un rato por la ciudad y tenía reservada una habitación con alfombra para el encuentro, superaste mis expectativas míster, dijo el profesor, sos más bella en persona.
Mistres sonrió y lo miro a los ojos mientras mordía sus labios,
Usted también profesor...
conversaron de política y la situación actual de la capital después de la pandemia, en que convenía invertir y que sucedía en la ciudad en cuanto a las protestas y la respuesta del gobierno, en minutos algo más que la virtualidad se despertaría entre ellos.
ingresaron a la habitación del hotel, Mistres se preparó, llevaba en top deportivo y unas calzas cortas muy ajustadas, el profesor la esperaba de pantalón deportivo con el torso descubierto, era un hombre robusto, con sus pectorales y brazos bien trabajados , buena postura rasgos firmes, piel trigueña y pelo castaño claro, ojos avellana, se movían de lado a lado de la alfombra descalzos mirándola , en guardia, entonces Mistres lo abofeteo, el profesor intento esquivarla pero Mistres lo arrebato con una patada en sus costillas, trastabillo para atrás, tenía una erección,
¿Estás bien?, pregunto Mistres
Si, más fuerte por favor, señora
Mistres se arrebató sobre el tomo su brazo lo doblo hacia atrás, con su otro brazo rodeo su cuello, apretaba fuertemente, mastúrbate perro imundo,
Con desesperación el profesor tomo su pene y en una explosión casi instantánea eyaculo de un gemido largo y liberador, callo de rodillas agitado, gracias mi Señora, se apresuró a cambiarse, ella se quedó respirando y estirando en la habitación un momento se sentía complacida.
Necesita algo mi señora, pregunto el profesor
Alcánzame mi calzado sumiso,
El profesor se comunicó por meses con ella antes de conocerse, se pasaban técnicas de lucha erótica y hablaban de los conocimientos de ambos en artes marciales, él siempre le dijo, el día que nos enfrentemos golpéame fuerte, intentare cubrirme, ahórcame, oblígame a venirme, sométeme, quedo invalido siempre las mujeres me ganaban en el entrenamiento, le relataba el en su chat.
Ese sería el primero de una serie de encuentros, en cada encuentro Mistres se sentía más fuerte, más liberada y el profesor se rendía a su fetiche cada vez con mayor entrega, jugaban con los límites de asfixia, entre sus piernas o con su brazo lo sometía a su fuerza cada vez con mayor rudeza y erotismo, era exquisito los cuerpos traspirados en estado de alerta y de excitación , uno contra uno al suelo a la alfombra a veces en la cama, por toda la habitación, ella lo cazaba y él se protegía la separaba de su cuerpo ansioso por que lo enfrente, ella despejaba su fuerza lo golpeaba lo tomaba de los pelos, le pateaba los testículos, cada golpe los excitaba y conducía al fino límite del placer y el final.
Cuando ya lo veía agotado y el cuerpo del profesor estaba totalmente entregado, rodeaba el cuello con sus brazos, tiraba su pelo hacia atrás y los hacia postrarse de rodillas, y le ordenaba que se masturbe a medida que su excitación subía, le ordenaba que se detenga, presionaba con más fuerza u cuello, la hablaba al oído,
-sé que ya no aguantas, suplica para que te permita eyacular perro
-por favor, señora, respondía el profesor entre la asfixia y la adrenalina, su pene muy erecto goteaba sin ser tocado
-por favor, señora
Suplica, suplícame hasta convencerme
Por favor mi Ama se lo ruego, se lo pido por favor
-sácate esa leche de porquería, dale, toda, toda, hasta la última gota
Tapándole la boca con una mano y presionando su cuello con la otra, míster contemplaba excitada como su sumiso se venía en el suelo.
Al finalizar ambos se sentían complacidos, acordaron un próximo encuentro, y el profesor agregó...puedo aun pedirte que me sometas más fuerte...y ella con la alegría en su rosto consentido, pues nada le agradaba más que poder dejar fluir la intensidad en sus prácticas.
Días después, mismo lugar, mismos cuerpos, diferentes intensidades. Todo vuelve a resurgir, sus miradas cómplices, sus ansias de comenzar, se adentran juntos a la habitación, el profesor se arrodilla de golpe, Míster se aparta y lo mira asombrada, el extiende su tributo mirando el suelo, ella lo toma y lo guarda en su cartera sonriendo.
El profesor intenta pararse, pero Míster se acerca de golpe lo abofetea y le ordena esperar su orden para ponerse de pie, él se tira de torso al piso disculpándose, haciendo alabanza.
Ella se retira al baño y le ordena que la espere desnudo de pie y listo para la batalla.
En unos instantes al regresar, lo ve en un rincón desnudo, temblando, nervioso y se apodera de ella un deseo inexplicable de castigarlo, entre desprecio y cariño, amor y odio, bronca y pasión, se burla de su postura y se acerca en pose de lucha él se protege con los brazos sobre el rostro, pero Míster golpe sus costillas, como un boxeador, lo acecha , lo arrincona , no puede quitársela de encima, traspiran , se escuchan los impactos de los puños sobre el cuerpo y los gemidos de fuerza que ella emite y los de dolor del profesor, el podría pedirle que se detenga pero no es así, le permite que lo golpee, ella se aparta, lo toma del cuello lo tira al suelo, él se achica en el piso pero ella se sienta sobre su pelvis toma sus manos, inmovilizándolo, su pene está muy erecto, ella se ríe de su condición, toma su cuello comienza ah ahorcarlo luego con su antebrazo, su color cambia se enrojece va hacia el morado lo tiene tan sometido que podría dañarlo si quisiera,
De golpe se pone de pie, lo patea para que no se levante, le aprieta el cuello con el pie
Sometiéndolo cada vez más, si por favor misstres pide sofocado, ella le patea los testículos, con un golpe le aprieta el cuello con la rodilla y le aprieta los testículos con la otra mano, le manosea el pene erecto, lo abofetea y de golpe empieza a eyacular sin control sus manos ya no están en su pene, pero como un volcán el profesor emite un gemido y se comienza a venir.
Entre risas y gemidos terminan la sesión y se abrazan por un momento, el besa su mano, agradece su sometimiento, ella acaricia su cabeza y le agradece por su entrega, acuerdan una cita para los próximos días...
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